La banda dio anoche su primer show en el país para introducir a Emily Armstrong como nueva vocalista y tocar las rolas del disco From Zero
¡Qué impresión volver a escuchar Somewhere I Belong y Crawling sin Chester Bennington al frente de Linkin Park!
Anoche, en el Estadio GNP Seguros, el corazón pudo hacerse pedacitos al recordar a su voz, pero qué maldita felicidad revivir un par de rolas que marcaron a muchos gracias a Emily Armostrong, la cómplice que ayudó a que el grupo renaciera… que empezara de cero de cara a un futuro nuevo.
El espíritu nu metal persiste en la gente, por supuesto muchos han abandonado el corte loose en los pantalones y los jerseys tumbados, pero en los tatuajes que presumen de Linkin Park persiste la actitud, en las camisetas que usaron oversize como si se tratara del 2000, cuando se vertía la rabia en busca de esperanza en las letras del grupo.
New Divide continuó, con todo y el imaginario de los Autobots. Por cierto, detallazo de los contados fans que usaron sus tees de Transformers para hacerse presentes en esta rola o What I’ve Done.
Muy chido arrancar un show com rolas de Hybrid Theory y Meteora, pero Linkin Park trajo los temas de From Zero por algo. Y para todos los haters que siguen sin convencerse de la presencia de Emily, The Emptiness Machine fue brutal. Ella y Mike Shinoda han logrado una complicidad entre el gutural y el rap como si se conocieran desde hace años. Nada que ver con la primera presentación, cuando Em lució tremendamente nerviosa y los fans y la familia de Chester se les fue encima.
Repitieron esa complicidad con Burn It Down y Em se dejó consentir por 65 mil personas gritando su nombre, porque hay una devoción a Linkin Park mucho más fuerte que para bandas de la escena como Limp Bizkit, Korn y otras.
El estadio estuvo completamente lleno, también con morros vistiendo tumbado y cantando las rolas que en casa se han aprendido. Y justo ver esa imagen, la de los chicos cantando o tarareando Waiting For The End o Two Faced es la señal de que este segundo capítulo de Linkin Park se ha concretado.
Mike y Em usaron la pasarela para saludar en Two Faced. Ahí le cayó la bandera y la abrazó. Por cierto, qué bad ass se veía. Nu metalera con sus cadenas, jersey y pantos Dickies. La banda en pista despertó y saltó, en gradas el headbangin emergió y ya no se fue para la siguiente parte del show.
La noche no pintaba para nada para perderse en pisto, como se acostumbra en el rock por la euforia e idolatría, porque había que disfrutar la bonita interpretación de Castle of Glass con celulares prendidos y aguantar al esperado solo del maestro Joe Hann (DJ), cuyos transgresores scratcheos son mega alabados en el gaming, no sólo en el nu metal, por algo la serie Arcane tiene música de la banda.
Mike Shinoda en los sintetizadores no se quedó atrás y se aventó sus rolas When They Come For Me y Remember The Name. Pasan los años y sus barras son pura esperanza, porque así como Chester usó la música para refugiarse de la depresión, Shinoda hizo lo propio en momentos de oscuridad que hasta la fecha prefiere no compartir fuera de la música.
Pero sí hay que mencionar el momento catártico de la noche: One Step Closer. Todos gritando la frase “Shut Up” junto a Em. Si tuviéramos que elegir una parte del show para ponerla en eterno loop sería ésta. Piel erizada, gritos de rabia y una felicidad que sólo la LPU (Linkin Park Underground, el fandom) presente pudo sentir.
Quizá lo más chistoso de escuchar What I’ve Done es que muchos morros la topaban por TikTok, los ñoños por Transformers y los soldiers por ser una de las rolas que Chester adoró escribir al ser una despedida a las personas que solían ser en el pasado. Gran momento para estar vivos el escuchar esta rola en vivo y también recordar a Brad y Rob, quienes ya no continuaron con la banda luego del deceso de Chester.
Ok, In The End fue el segundo momento catártico. O sea, hasta la banda se abrazó después de escuchar el sentimiento que los fans pusieron. Si ésta hubiera sido la última rola nadie hubiera dicho nada, pero faltaba el headbanging de Faint antes de mandar al encore.
Ojalá esta noche jamás se hubiera terminado, porque todavía salieron a rabiar Papercut y A Place for my Head, de Hybrid Theory; Heavy is the Crown, de From Zero, y, finalmente, Blewd it Out. Y sí, Linkin Park empezó de cero una vez más, pero tiene un futuro esperanzador con Emily Armstrong.
Fuego a medias
Del East Bay Hardcore nada queda en AFI. Si la old school hubiera escuchado el set que tocaron para abrir a Linkin Park se acordarían por qué los abandonaron.
Afortunadamente no fue el caso, pero si se lo preguntaban, la banda sigue sin retroceder a los 90. Todo es Sing the Sorrow (2003) en adelante, rolas igual de oscuras, pero nada de hardcore punk. Aún así, puede que el fan de Linkin Park no haya sido el mejor para ellos y Davey se dio cuenta.
“Menos correr y más cantar”, les pidió. No pasó, lejos estuvieron de armar un moshpit con Get Dark o Girl’s Not Grey, de las rolas más punk que trajeron anoche.
La evolución de la banda al emo con el disco Decemberunderground (2006) la conectó un poco más con Love Like Winter y, por supuesto, Miss Murder. En estos tiempos, el celular es el indicio de euforia y se pude ver con esta última rola.
Poquito menos de una hora tocó AFI, chulo y como siempre poderoso, pero sin la respuesta que ellos los fans habrían buscado. Quizá no fue su noche, sino hasta hoy que tengan su propio show en solitario en el House of Vans (donde ojalá toquen The Leaving Song Pt. 2 o algo de The Art of Drowning, de 2000).
Fuente: Excelsior